La mirada distal
Reseña
La MIRADA DISTAL se construye de preguntas, de suposiciones y, en especial, de miradas que ven más allá de lo que se tiene delante. Se introduce en las aguas del arte, de la literatura, del silencio, del oficio, de la palabra.
Propone que de las lecturas puede esperarse cualquier cosa, pues van conquistando terreno dentro de nosotros hasta formar una profunda geografía. Enseguida, se detiene a observar a una mujer en la ventana –¿qué artista no ha pintado a una mujer en ese marco?–. Asimismo, pregunta si es posible escapar al rapto que supone dormir, acaso soñar, en ese estado tan similar a la muerte. Recrea la historia del artefacto más pequeño de nuestro escritorio: el clip. Revela la importancia de las cuerdas. Alude a una incógnita: ¿la fotografía que aparece en la solapa del libro qué dice del autor? Y por añadidura la dificultad de escribir una semblanza donde él no quede fuera. El silencio y la poca fiabilidad de las palabras.
Los cuadros, como los libros, empiezan a delinearse en los sueños, en la contemplación de un horizonte. Inician con un dibujo a lápiz sobre cualquier paisaje, van adoptando su forma, estableciendo su carácter, hasta alcanzar su revelación. Nada de esto es definitivo: en el arte nada lo es.