Doña Perfecta y Misericordia
Reseña
De lo único que puede acusarse al novelista español Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920) es de haber hecho más cosas y haberlas hecho todas bien: trabajó bajo un máximo de tensión creadora, inventando y escribiendo, año tras año, una tras otra, novelas de una riqueza y una ambición narrativa que no existían en español desde el "Quijote". Se generó, merecidamente, el prestigio de ser una de las mejores firmas de la escritura de ficción del siglo XIX. Escribió con gracia, elegancia, furia y contundencia sobre conflictos sociales sin caer en la obviedad y el panfleto y supo buscar y encontrar otros rumbos. Consiguió —con los Episodios nacionales— explicar la historia española sin la aridez y la solemnidad de los historiadores de la época. Se ofrecen aquí "Doña Perfecta" (1876) y "Misericordia" (1896): dos libros de una sensibilidad bien distinta, pero inequívocamente marca Galdós. Estricta linealidad temporal. Tramas complejas y trenzadas con tino. Personajes con pasiones para dar y regalar. Una mirada simpatética hacia los menos afortunados, pequeñas redenciones, gestos nobles y generosidad. Esa quizá sea la razón de que la escritura de Galdós sea tan cercana, tan adictiva, tan "ahora".